El Eibar se llevó un punto de oro de Vigo y mantuvo a raya a un Celta que sigue anclado en la zona baja de la tabla. Los de Mendilibar, además, salvaron el golaveraje, con lo que ponen tierra de por medio con los equipos de la zona caliente de la tabla.
Ajeno a sus prestaciones como local, el conjunto 'armero' mostró una versión más conservadora en Balaídos. Esperó agazapado su oportunidad y apenas tuvo ocasiones hasta la segunda parte.
Enfrente, el Celta ofreció ratos de buen fútbol, pero estuvo poco preciso a la hora de traducir su mayor dominio en el marcador. Las más claras de la primera parte fueron de los de Óscar. Dmitrovic se hizo enorme en un mano a mano ante Fran Beltrán y Santi Mina no pudo culminar el rechace porque Bigas sacó sobre la misma línea.
Antes, tanto Iago Aspas como Pione Sisto habían estado bastante incisivos, aunque algo hiperexcitados a la hora de tomar decisiones en sendos contragolpes, que se fueron al limbo por la falta de temple.
Tras el descanso, el dominio del Celta fue incluso superior. No estaba mal pensado el plan del Eibar, que aguardó cerrado y esperó a un momento de duda que a los vigueses les sobrevino a 20 minutos del final, pero que tampoco dio pie a ocasiones claras de los vascos.
Previamente, el Celta protestó un posible penalti de Inui a Iago Aspas que acabó en amarilla para el atacante y el propio internacional español obligó a Dmitrovic a hacer la parada de la tarde. Una falta directa lejana e Olaza que es estrelló en el palo acabó con el carrusel de ocasiones claras locales.
La seguridad del serbio sostuvo al Eibar, que renunció por completo al ataque al final, sabedor de que el empate le daba algo más de un punto. El Celta, algo atropellado, no pudo romper la igualdad pese a la clara ocasión de Rafinha y a otro posible penalti a Denis Suárez en los últimos compases.