Hubo criterio y calma desde primera hora en un Balaídos que no registró, ni de lejos, una de sus mejores entradas. Con poco ritmo, Eibar y Celta fueron subiendo de intensidad conforme el minutero iba engrosándose, pero hasta el primer gol no comenzó a verse fútbol en el campo gallego.
El encargado de abrir el marcador -y el partido- fue Kike tras aprovechar un balón cedido de manera magistral por un Enrich al que le faltó acierto de cara a puerta, pero le sobró solidaridad. El 0-1 animó a los locales e hizo que los de Mendilibar siguieran teniendo cabeza.
Se vino arriba el Celta para buscar el empate antes del descanso pero no lo encontró. Los 'armeros', muy bien plantados sobre el césped, defendían lo que se habían ganado a base de bien: los tres puntos. Les faltó mordida arriba a los vigueses, sobre todo, tras la lesión de Rossi, que volvió a tener que abandonar un terreno de juego echándose la mano a su rodilla izquierda.
Sentencia y amago de resurrección
Misma tónica que en el final de la primera mitad. El balón se paseaba entre jugadores del Celta pero eran los del cuadro vasco los que creaban el peligro. Yoel se mostraba seguro en cada acercamiento local, mientras que sus compañeros aprovechaban cualquier contra para poner contra las cuerdas a la defensa del conjunto del 'Toto'.
El 'jaque mate' llegó por obra de Pedro León. El '21' del Eibar tiró de galones cuando su equipo más lo necesitaba y convertió una genial subida de Bebé en el 0-2 para respiro de un Mendilibar que se desvivía en el área técnica.
El Celta trató de levantarse tras el nuevo golpe, pero ni el mejor Iago Aspas, que ingresó en el campo cerca de la primera hora de juego y rozó el gol con un misilazo a la cruceta, ni el empujón final en ataque le sirvió para sacar algo positivo del choque.