El Ararat de Moscú fue fundado a principios de 2017, pero competirá en la temporada 2017-18 en el sistema de ligras profesional de Rusia.
Ha pasado, en un abrir y cerrar de ojos, de ser el típico equipo de colegas que se reúnen los domingos por la mañana para echar un partidito a convertirse en un equipo de fútbol profesional.
Pero no se queda ahí. Ya no es que haya conseguido una licencia para competir en Tercera, es que está armando un equipo con el que pasearse por ella sin despeinarse.
Porque, también de la nada, se han sacado tres fichajes que ya los querría mi equipo, como se suele decir. Se trata de los ex internacionales rusos Roman Pavlyuchenko, Aleksey Rebko y Marat Izmailov.
El primero ha dejado su sitio en el Ural, que compite en Primera, para bajar al barro (muchas veces literal), de la Tercera División, mientras que el segundo competía en Segunda.
El caso de Izmailov es aún más curioso. En 2015 anunció que dejaba el Oporto, y parecía que se retiraría, pero salió de donde fuera que se escondía el pasado verano para firmar por un año con el Krasnodar.
La situación se repitió al terminar esta temporada, y de nuevo, Izmailov ha vuelto al fútbol, para jugar en el Ararat.
El club moscovita ha perdido casi de golpe su esencia armenia (sólo seis jugadores del primer equipo, porque ya tiene filial y todo, tienen dicha nacionalidad).
Se ha reforzado a base de bien en este verano que acaba de empezar, pues junto a estos tres internacionales han llegado otros 13 fichajes, todos a coste cero.
Será interesante ver qué sucede con este experimento, o como quieran llamarlo. Pero el hecho de ver a tres ex internacionales rusos jugando en la liga semiprofesional va a ser, cuanto menos, curioso. Y eso si no nos sorprenden fichando a algún otro, claro.