El ex compañero de Paredes que pasó de futbolista a profesional a árbitro

"Todo partió en Universidad Católica. Entré a cadetes, a la Sub 10, y estuve 10 años allí. Realicé todo el proceso formativo en el club. Después no continué y me fui a jugar a Tercera División, en Hosanna, un club evangélico", empieza contando el colegiado a 'AS Chile'.

"El 2004 tuve un paso por San Luis y al año siguiente llegué a Santiago Morning", continúa. Al año siguiente ganaría Primera B con Esteban Paredes, pero entonces una lesión truncó su carrera. 

"Después me lesioné del ligamento cruzado y del menisco externo. Entonces me retiré del fútbol. Tenía 27 años", cuenta González.

¿Pero cómo llegó a ser árbitro? "Paralelamente, siempre arbitré, motivado por mi papá, quien fue árbitro profesional. Tenía la necesidad de generar recursos y me puse a arbitrar con él, en ligas, campeonatos escolares y universitarios. También estudié en la noche preparación física y gestión en servicios financieros", continúa.

Fue en el año 2010 cuando González se animó a entrar al INAF a la carrera de árbitro con el objetivo de replicar lo que su padre hizo en Primera. 

"Me puse a estudiar. Luego inicié mi etapa en el fútbol formativo y desde ahí fui ascendiendo hasta llegar a Primera. En el profesionalismo, comencé en Segunda División, después pasé a Primera B y ahora en la A. Actualmente, estoy en el segundo semestre de mi primer año en la máxima categoría", explica el colegiado.

"Mi objetivo de niño siempre fue ser futbolista profesional. Gracias a Dios, lo cumplí, pero luego la lesión en la rodilla lo truncó todo. Tomé otro rumbo y le empecé a tomar gusto al arbitraje. Amo el fútbol y quería seguir dentro de la cancha. También lo tomo como deporte, porque en esto si eres bueno, puedes durar tranquilamente hasta los 45 años", agrega.

Además, González afirma que su experiencia como futbolista le ha ayudado muchísimo como árbitro, ya que puede distinguir a un jugador conflictivo de otro tranquilo. 

"Tengo 36 años y no esperaba avanzar tan rápido. Francamente, no creía que en el 2016 iba a estar en Primera División. Mi intención fue capacitarme y si me iba mal, volver nomás a Tercera División", reconoce. Asegura que ser futbolista profesional ha ayudado a esa rápida ascensión.

González está ilusionándose y espera poder arbitrar un Mundial, la Copa Sudamericana y la Copa Libertadores.  Eso si, sabe que arbitrar no es fácil y expone los inconvenientes que conlleva ser colegiado.

"Nosotros estamos constantemente siendo evaluados por el juicio público. Hay que tener la capacidad de superar eso en el corto tiempo y seguir hacia adelante. Uno trata de que las cosas no lo afecten y sacar adelante los partidos dentro de la normalidad que se pueda", explica.

"Nos ayudan mucho en eso. Tenemos psicólogos y gente preparada para afrontar esas situaciones", añade González.

Pero Felipe no se dedica al arbitraje exclusivamente: también trabaja en un banco importante de Chile. "He tenido la suerte de compatibilizar ambos trabajos. He tenido el apoyo y la ayuda permanente de mis jefes. Es importante, porque uno debe tener otro trabajo", explica el árbitro.

"Cuando está sujeto a algún castigo o sanción, se puede quedar sin generar ingresos por el arbitraje. Por eso es importante contar con una base o un soporte para enfrentar los meses", finaliza González.