El Dépor se acaba de meter en un lío. Ante un Extremadura descendido, tenía una papeleta perfecta para vencer y dejar la permanencia casi hecha, pero no lo logró. Osó tutear a un equipo herido que, ante todo, es profesional. Lo pagó caro con una inesperada derrota.
Y eso que todo empezó bien gracias a David Simón. Tras un gran centro de Mollejo con la zurda en el minuto 4, batió a Collao de cabeza. Su testarazo, que tocó en el palo antes de entrar, era imparable. Comenzar con el resultado desequilibrado comportó una primera mitad de toma y daca aunque no mucho peligro.
La reacción del cuadro azulgrana llegó a base de tiros lejanos que no servían de mucho. Nono, Mosquera, Sabit... si no aparecía Giménez, era porque la pelota se iba alta. Fernando Vázquez ordenó entonces dar un paso atrás para hacer daño a la contra y aguantar hasta el descanso. No pudo evitar que Nono tuviera una clara que falló, eso sí.
El Dépor volvió a las andadas en la segunda mitad. Aunque salió incisivo, en poco tiempo, el encuentro volvió a aquel contexto de toma y daca de la primera parte y ahí el Extremadura se fue creciendo poco a poco. Avisó Granero de volea y el premio acabó llegando con un gol en propia de Montero.
El defensa trató de despejar un testarazo de Granero, que aprovechó que a Giménez se le escapó un córner para pasársela a Fran Cruz. Este intento de despeje acabó con la pelota en la red y los de Fernando Vázquez yendo a por todas con prisas. ¿La consecuencia? El partido se rompió completamente y dio lugar a una traca final tremenda.
Los de Mosquera subieron la guardia, se defendieron de un par de envites y firmaron la remontada por mediación de un gran tiro de Pinchi previo regate a Bergantiños en el área. Cinco minutos tardó en responder Christian Santos con el empate a pase de la muerte de Mollejo y, en otra contra -tres minutos después, con un Dépor sin defensa-, Pinchi puso el 2-3 definitivo sin tiempo para más locuras.