"Memphis, cinco millones de seguidores, pero todavía sin padre", exclamó una pancarta de la afición del Saint-Étienne durante gran parte del partido.
El Lyon se llevó la victoria y Depay, el mal sabor de boca. Los provocadores fueron adonde más le duele al atacante holandés, que no tuvo una infancia sencilla por culpa de su progenitor.
Su padre le abandonó, tanto a él como a su madre holandesa, Cora, cuando él solo tenía cuatro años. "Nunca le perdonaré", ha espetado en infinidad de ocasiones ante los medios.
Esto fue utilizado por los radicales del conjunto verde como un arma para intentar desestabilizar y desquiciar al 'crack' del Olympique de Lyon, a quien esta maldad no le impidió ser un quebradero de cabeza para sus rivales.
21 de enero de 2019