No es raro seguir todos los pasos indicados y no llegar a ninguna parte. Por lógica y estadística, cuanto más se siga una ruta al pie de la letra, menos veces se perderá el norte. Cuanto más papeletas tengas, más opciones de que te toque el sorteo. Y, claro, a más ocasiones y mejor juego, más probabilidad de victoria. Pero el fútbol, como sabemos, 'pasa' de todas estas bases teóricas.
Defensa fue el ejemplo del chico que siempre se porta bien. El que hace sus deberes a tiempo, estudia cada día y no lo deja todo para el final. Los argentinos mandaron durante la totalidad del partido e incluso merecieron más en los 90 minutos de la ida.
Hasta 16 saques de esquina llegó a forzar el cuadro de Beccacece. Un equipo que, a la media hora de juego, apenas había padecido un ataque del rival en campo propio. Todo parecía encaminado a, si no remontar, al menos igualar el único tanto de desventaja que traía Botafogo.
Pero los brasileños mostraron la otra cara de la vida. La más macarra, desordenada o alejada de lo políticamente correcto. Volviendo al símil académico, al 'listillo' que sólo estudia el día de antes... y acaba sacando nota.
Eso es lo que hizo el equipo de Zé Ricardo en la ida. Erik, con un golazo en el 94', dejó sin piruleta los once disparos de Defensa en todo el encuentro. No perdió el tiempo distraído, con la play o zapeando. Su tiempo de estudio, si bien breve y apurado, resultó de lo más efectivo. Y en la vuelta, dio todo un recital de cómo triunfar estudiando lo justo. O cómo ganar haciendo los méritos precisos.
Castro y Barboza tomaron las riendas de Defensa. La presencia ofensiva fue total por parte de los locales, pero Gatito tampoco tuvo que mancharse demasiado. Mucho balón al área, bola colgada y más intento que resultado.
Mientras, Botafogo cumplía su plan. Orden defensivo y un aliado con la '12' a la espalda: el cronómetro. Al descanso, el marcador no se había movido y los brasileños ya tenían medio objetivo superado.
Durante el segundo tiempo, el equipo visitante abandonaría cinco veces su propio campo para buscar a Unsain. Tres de ellas acabaron en gol (tres disparos a puerta), mientras que las dos restantes fueron lanzamientos desviados.
El primer premio llegó para Erik. En un contragolpe letal, el '11' recibió en la izquierda, se metió hasta el fondo y definió de lujo ante el portero. 0-1 y golpe a un Defensa que necesitaba tres dianas en casi 40 minutos.
A pesar del bajón anímico, Defensa y Justicia siguió mirando al frente. De nuevo encarnó al chico bueno y estudió, repasó y repitió la lección, pero sin rematarla. Y, en este examen, la pregunta incompleta no sumaba ni cero con algo. Y en cero se quedaron los locales.
Barboza sí logró superar a Gatito, pero el juez de línea le pilló adelantado un minuto antes de la expulsión de Marcinho. Un fuerte golpe le hizo llegar a la ducha un rato antes que los demás, pero ni así pudo Defensa ponerle emoción.
Para colmo, a 15 minutos del final, Botafogo sacó oro en otro contragolpe. La superioridad de los brasileños en el área acabó en un penalti transformado por Erik, hasta entonces, el autor de todos los goles de la eliminatoria. Otra vez Botafogo estudió lo justo y, de nuevo, cayó esa pregunta que tan bien se sabía. ¡Qué cosas!
El remate lo puso de forma epectacular Alex Santana. Otro gran premio con muy poca elaboración. Y es que el brasileño se sacó un derechazo desde unos 45 metros que acabó clavado en la escuadra. Tercer disparo a puerta, tercer gol. Y a celebrar.
Defensa deberá seguir centrado en la Superliga Argentina, torneo que pugna por campeonar junto a Racing. Botafogo, por su parte, sigue adelante y ya piensa en los 1/16 de final.