La furia tinerfeña no es poca y casi vale por una victoria de casta y coraje en casa contra el Fuenlabrada en la jornada 23 de Segunda División. Los 'kirikos' evitaron que un conjunto espoleado por sus propios errores y por una tarjeta roja algo conservadora se llevara los puntos en una cita muy accidentada.
Sus primeros compases, de hecho, hasta el gol de Bruno Wilson en propia puerta, fueron feos de ver y difíciles de relatar. Falta tras falta, ninguno de los dos equipos era capaz de proponer llegadas de peligro. No había fútbol, sino encontronazos y tarascadas.
El 0-1 fue de tez similar a cómo estaba siendo el encuentro, rocambolesco. El '4' del Tenerife saltó para interceptar un centro de Óscar Pinchi y, al golpear la bola con la cabeza desde la frontal de su portería, acabó dibujando, sin querer, la parábola perfecta para abrir la lata. No pudo hacer nada Dani Hernández, que no se lo esperaba.
Belman sí que brilló con luz propia en cuanto las tropas de Ramis ocuparon sus dominios. Realizó varias intervenciones de mérito ante un contrincante que rebosaba ganas de enmendar el error de su zaguero. El problema era que los encargados de canalizar este sentimiento de empuje tenían la mirilla torcida menos por Vada, a quien tuvo que parar los pies el guardameta.
El clima de dominio isleño no solo se extendió desde el tanto en propia hasta el pitido final, sino que se intensificó de cara a los minutos finales cuando el colegiado expulsó a Álex Muñoz. El lateral sacó sin permiso una falta, se quejó de que el árbitro le indicara que tenía que repetir y, por ello, vio la segunda amarilla. La primera se la mostró en el tumulto de faltas de los primeros minutos.
Acabó llegando el tan ansiado gol ya cuando el equipo estaba con uno menos merced a un centro lateral de Fran Sol que Pomares controló, engatilló con la zurda y mandó a la red raso. El Fuenlabrada, inferior por lo general menos por algunas intentonas, menos que las de su rival, se quedó sin victoria condenado por un surco a los lados de su defensa, un problema que pasó de abrir huecos por la izquierda al 'Tete' en un principio a dar espacios a Carlos al final para arrancar un punto.