Un disparo lejano, más bien un despeje en campo contrario, se envenenó como pocas veces se ve. De hecho, el efecto que cogió el balón fue tal que engañó hasta al cámara, que pensó que el balón se había ido a las nubes.
Nada más lejos de la realidad. El esférico subió, se frenó en el aire y cayó a polmo, sorprendiendo a todos menos a Jack Mahoney, el futbolista del Thamesmead que terminó de rematar la extraña jugada.
El partido terminó con empate a dos goles y se tuvo que jugar en 'replay' en campo del Thamesmead. Volvieron a empatar, esta vez a uno, y la eliminatoria se decidió a través de una tanda de penaltis. Se la llevó el Thamesmead por 4-2.