Gracias al fútbol, Siria ha podido vivir un paréntesis en la pesadilla que vive desde hace años con la guerra del ejército contra el Daesh.
A pesar de que la Selección Siria tiene que jugar sus partidos locales lejos de casa, como un equipo exiliado, el combinado asiático es uno de los que todavía mantiene vivo el sueño de conseguir un billete para Rusia 2018.
Fue en diciembre de 2010 la última vez que Siria pudo jugar en casa, pero ahora, a pesar de ser un combinado muy politizado, ha dejado a un lado la ideología para hacer creer a un país con el próximo mundial.
Tras quedar tercera en el grupo A, Siria tiene en su mano conseguir el billete para disputar la cita mundialista que tendrá lugar el próximo año en Rusia. Cuatro partidos por delante para que un país en guerra consiga seguir soñando con algo lejos de los ataques y las bombas.
Al Somah se disfrazó de héroe para batir a Beiranvand y conseguir que todo el país viera el fútbol como una vía de escape de todo el dolor de la guerra. Y es que el fútbol, en muchas ocasiones, es invencible.
Syrian commentator breaks into tears after Omar Al-Somah's historic goal against Iran. Goosebumps. pic.twitter.com/MSUC2IBCD0
— Mohamed Osama (@_DrOsama) 5 de septiembre de 2017