Las historias de espionaje son sencillamente fascinantes. Ésta salió a la luz gracias a las investigaciones de Juan Cristobal Gurello y Luis Urrutia O'Nell (alias 'Chomsky') en su libro 'Historias secretas del fútbol chileno'.
Nos cuenta cómo el gobierno de Pinochet utilizó un partido de fútbol para espiar a Perú. ¿Cómo? Paralizando el país, aprovechando la hora y media que todo Perú iba a estar pegada al televisor, y los posteriores festejos por la victoria. Una victoria que parecía garantizada.
La clasificación para el Mundial de 1978 era diferente en Sudamérica a como es hoy en día. Nueve equipos, divididos en tres grupos, disputaban una liguilla a doble partido, y los tres mejores pasaban al triangular final, de donde saldrían los dos que acompañarían a Argentina a su Mundial.
Chile y Perú estaban en el Grupo 3. Chile llegó a la jornada final líder, con 5 puntos, por delante de Perú, con tres y de Ecuador, eliminada ya, con sólo uno. A Perú sólo le valía la victoria, y Chile antepuso esta operación al Mundial.
Pongámonos en situación. 27 de marzo de 1977, Augusto Pinochet llevaba 4 años gobernando Chile, puesto al que llegó tras un golpe de estado que culminó con el asesinato del presidente Allende.
Las relaciones entre Chile y el resto de Sudamérica eran tensas, por decirlo suavemente. La Guerra del Pacífico con Perú estaba a punto de cumplir 100 años, y la relación con el país incaico, sumido en otra dictadura, era peliaguda.
Perú sabía que Chile estaba en una situación delicada. Estados Unidos había impuesto un embargo de armas, por lo que Chile no podía comprar armamento a ningún país, y además, las Fuerzas Armadas de Perú eran netamente superiores.
Por otro lado estaba Argentina, que quería arrebatarle a Chile tres islas del extremo sur del país. Perú lo sabía y aspiraba a recuperar los territorios perdidos hacía 100 años en la Guerra del Pacífico aprovechándose de esta circunstancia.
Chile estaba entre la espada y la pared, vamos. Pero el partido presentó a Chile una oportunidad de oro para tomar una gran ventaja estratégica: identificar las bases secretas de Perú.
¿Cómo? Aprovechando el partido. La idea era paralizar Perú gracias al fútbol. Chile comenzó a caldear el ambiente bastante antes. Pinochet asistió al partido de ida en Santiago de Chile. Era la primera vez que el dictador presidía un encuentro de la 'Roja'.
Así que Perú no quiso ser menos, y Morales Bermúdez, el dictador peruano, no faltó a la cita. Todo Perú miraría a la tele, al fútbol, y no habría nadie mirando al cielo. Chile se encargó, a través de las órdenes religiosas, de llevar la televisión a todos los rincones del país. Una inversión.
Era la ocasión perfecta para sobrevolar La Joya, la instalación militar subterránea de Perú, en Arequipa. Pero para tener algo más de 90 minutos, Perú debía ganar.
Y Perú ganó, 2-0, con goles de Sotil y Oblitas. El país estalló de júbilo, pues la posibilidad de estar en un Mundial, la tercera vez en su historia, era más real que nunca.
La euforia fue total cuando el dictador peruano saltó al terreno de juego, se puso la camiseta del capitán de la selección y se dejó la garganta cantando el himno nacional.
La fiesta se trasladó a las calles, y los futbolistas chilenos se recluyeron en el hotel. No sabían nada, y la Federación no debía tener órdenes de dejarse ganar. O al menos eso parece, porque ya tenía un hotel reservado en Argentina para el Mundial que se les acababa de escapar.
Al amparo de la noche, cuando todo Perú seguía de fiesta, una patrulla de aviones chilenos de fabricación británica sobrevoló La Joya. La base secreta peruana quedó al descubierto, y las ambiciones de Perú sobre Chile se frenaron de golpe.
¿Cómo supieron los periodistas esta increíble historia? Por un general retirado, Fernando Matthei, quien aportó la pieza que permitió completar el puzle. Era la clave para comprender ese 'algo raro' que había tras aquel partido.
En sus memorias decía que se descubrió la base por un piloto civil, que sobrevoló la zona, casualmente un día que estaba todo el mundo pendiente del fútbol. Pero no, fueron pilotos militares y de noche.
A Pinoche le salió a cuenta perderse el Mundial de Argentina, pues este hábil movimiento le permitió sobrevivir al frente del país andino. Y el Papa Juan Pablo II remató la faena frenando en el último momemto la invasión argentina de las dichosas islas antárticas.
Y Perú alcanzó el Mundial. Quedó segunda en la segunda fase, por detrás de Brasil, y se ahorró la repesca, que le tocó jugar a Bolivia, y la perdió contra Hungría.