Los futboleros están hartos de las clásicas máximas del fútbol. Que si perdonas, lo pagas, que los méritos no dan puntos, que la clasificación no va de juego bonito o feo... Pero por muy manidas que estén, estas leyes no escritas no dejan de ser verdades como puños. El Chelsea volvió a demostrarlo ante un Oporto que, a los puntos, habría salido con una sonrisa del Pizjuán. Pero el balón solo entiende el idioma del gol. No hay más.
Empezó el conjunto 'blue' encerrando al Oporto, pero apenas duraría unos minutos esa sensación. Los lusos se desesperezaron y recordaron a esa versión que maniató a la Juventus en la ida y la desesperó en la vuelta.
A partir de los diez primeros minutos, los de Conceiçao asustaron una y otra vez a la defensa del Chelsea. Llegadas, posesión, saques de esquina y mucha sensación de peligro. De estar cerca, de merecer. Pero faltó lo que faltó.
El gol le fue esquivo al Oporto en varias ocasiones. Luis Díaz, muy activo en ataque, remató en el área para que Christensen taponara justo antes de un derechazo de Uribe que cayó como un misil en el techo de la portería de Mendy.
Noqueado el Chelsea con la valentía local, los de Tuchel solo podían juntar líneas alrededor de su área y agradecer la mala puntería lusa. Tampoco surtieron efecto los balones colgados desde la esquina, aunque sí estuvo a punto Otávio de batir a Mendy con un gol olímpico que evitó el portero con una reacción a última hora. El golpeo fue, sencillamente, espectacular.
El fútbol solo entiende de goles
Eso lo recordó una vez más el Chelsea cuando, pasada la media hora y con el Oporto volcado, llegó el 0-1. Mount recibió en la frontal un pase filtrado de Jorginho, Sanusi se fue al suelo sin demasiada explicación y el '19' ajustó al palo largo su remate. Pudo hacer algo más Marchesín, que firmó su sentencia en esa jugada al sacar el pie en vez de buscar la estirada.
Hasta el descanso, el Oporto intentó reaccionar al mazazo. Todo un jarro de agua fría que le llegó en el mejor momento. Marega no tuvo demasiado protagonismo, lo que hace ver que quizá no pisó demasiada área el conjunto local. Pero los intentos desde fuera, la amenaza continua y la posesión seguían teniendo el mismo color.
Justo antes del descanso, los portugueses subieron una marcha y pusieron en verdaderos aprietos al Chelsea. Azpilicueta salvó con el pie un derechazo de Luis Díaz que iba para dentro, mientras que Mendy se encargó de rechazar el cabezazo de Pepe a ese mismo córner. Pero el trabajo no tuvo su fruto en la primera mitad.
Empezó apretando el Oporto tras el paso por vestuarios. Aunque fue Werner el que tuvo el gol en el 47' con un remate alto cuando lo tenía todo para marcar. El delantero alemán sigue sin dar, ni de lejos, la talla de la que presumió en el RB Leipzig.
A partir de ahí, los locales buscaron un empate que no llegó por muy poco en hasta tres ocasiones en solo cinco minutos. Mendy le paró un mano a mano a Marega en una de las mejores de los 'dragones'. Peor estuvo el meta en la siguiente, un 'uy' que creó él mismo con una nula salida que, al final, quedó en nada. Y en el 59', Luis Díaz soltó otro latigazo desde la frontal que se fue fuera por muy poco. Casi rozando el palo.
Aviso y sentencia
Comenzó a decaer la fe del Oporto, que veía que siendo mejor no obtenía recompensa. A 20 minutos del final, Marega tuvo un remate más ajustado que potente y que acabó blocando con una buena estirada Mendy. Pero fue casi el último aliento de los de Conceiçao.
El Chelsea, que había ahorrado batería, echó el resto en la recta final y aumentó aún más su botín. En el 84', Pulisic mandó un balón al larguero en un contragolpe. Fue el aperitivo del definitivo 0-2.
Chilwell tuvo alma de goleador al llegar al área desde la banda tras un mal control de Corona, amagar y mandar al suelo a Marchesín y, a placer, hacer subir el segundo tanto al marcador. Otro zarpazo, este ya definitivo, para dejar 'k.o.' al 'dragón'.
El Oporto deberá ahora soñar con una gesta en la vuelta, aunque ya puede estar orgulloso de su camino y de su imagen hasta estos cuartos de final. Y el Chelsea haría bien en no dejarse engañar por un 0-2 que no todos los días tendrá ese mismo final.