El Eintracht-Borussia Monchengladbach, ese partido que aficionados de todo el mundo seguro que se tragaron para compensar tanto déficit de gran liga ausente, podría ser el tráiler del fútbol que viene: un equipo sin fondo físico fue engullido por el otro.
Y en el primer fotograma ya sabíamos el final de la película. No se había cumplido el primer minuto y los de Rose aprovecharon la alfombra roja que les puso su rival: Hofmann abrió para Plea dentro del área y este, pese a que remató cayéndose, la ajustó lo suficiente al segundo palo.
No fue una desatención, es que el Eintracht sufrió cortocircuitos continuamente porque su pesadez de piernas no le permitía más. Apenas la exhuberancia de Kostic se salió de la mediocridad. Pero el 'Gladbach, con un Embolo muy poderoso en la medular y Plea y Thuram hambrientos, sacó el colmillo por segunda vez a los siete minutos.
Bensebaini, otro de los jugadores diferenciales del partido y que apunta cosas muy interesantes, se deshizo bien de su par y le regaló el gol al que, mientras no descolle más, seguirá siendo el hijo de Thuram.
De no ser por Trapp, el resultado ya podría haber sido escandaloso al descanso. N'dicka, absolutamente perdido en el centro de la zaga, fue un coladero.
Hütter, aprovechando la nueva reglamentación, ya movió fichas al descanso, aunque en la época de los tres cambios también debería haberlo hecho. Dio entrada a André Silva para que echaran menos de menos a Paçiencia y pasó a jugar con dos delanteros. Pero el problema seguía estando detrás.
Los ataques del equipo de Rose parecían estampidas. Plea no dejó de buscar el doblete, algo que podría haber llegado con mucha estética en el minuto 67, cuando se acomodó en la frontal y solo la madera evitó uno de los tantos de la jornada.
N'dicka, para culminar su recital de despistes, cometió penalti poco después sobre el delantero francés. Bensebaini, pese a que la tocó Trapp, cerró cualquier opción a la machada.
En pleno bucle de contragolpes visitantes, André Silva resolvió el honor a nueve para el final, merced a un tiro cruzado. Sin embargo, impactó mucho más que Hofmann perdonara en un tres contra uno y sin portero en el área pequeña. Hizo la de Cardeñosa, pero al menos él no tendrá que llevarse ese cadáver al armario, sí un buen aluvión de retuits y bromas de sus compañeros.
Lo dicho: el nivel físico decidirá muchas de las suertes en las ligas que tengan que reanudarse. Al Eintracht la lección le valió para recordar que ni mucho menos está salvado; al 'Gladbach, para seguir soñando en la nueva realidad, esta vez desde el tercer puesto que le arrebató al RB Leipzig tras su empate.