Cuando John McGinn, a los 53 mintuos del Aston Villa-Sheffield Wednesday, se dispuso a patear aquel balón que le llegó llovido del cielo, pudieron pasar dos cosas.
La primera, que mandase el balón a las nubes. Que lo sacase del estadio. Que terminase fuera del límite municipal de Birmingham.
La segunda, que marcase el gol de su vida. ¿Adivinan qué pasó? Efectivamente, lo segundo. John McGinn marcó el gol de su vida en la visita del Sheffield a Villa Park.
Un golpeo impecable de volea, y una curva imposible. Un gol de esos que, independientemente de color de su bufanda, provocan placer al verse.
Y un gol que, para desgracia del Aston Villa, de nada sirvió. Sí, fue el gol del empate para los 'villanos', pero terminarían perdiendo el encuentro, por culpa de Fletcher, autor del 1-2 definitivo.
22 de septiembre de 2018