Resulta curioso comprobar cómo la categoría futbolística de los grandes jugadores suele estar acompañada de categoría humana fuera del campo. Gabigol, delantero de Flamengo, lo demostró este sábado tras levantar la Copa Guanabara.
De camino a los vestuarios, un grupo de niños esperaba al delantero del equipo carioca tras una valla. Este se acercó al grupo para celebrar junto a los chicos un nuevo título en una temporada histórica.
La emoción, evidentemente, inundó a los jóvenes, que no pudieron contenerse y rompieron a llorar. Alguno hasta se animó a pedirle la camiseta, pese a que, a esas alturas, Gabigol hacía un buen rato que se había desprendido de ella.
El atacante sigue haciendo felices a los aficionados de Flamengo. El club está viviendo una temporada de ensueño. Conquistó la Copa Libertadores y el Brasileirao. Este sábado, además, levantó un trofeo que precede al Campeonato Carioca al imponerse 1-2 a Boavista. Y el ariete tuvo mucho que ver, pues marcó el tanto del triunfo.