La clave de este Granada es competir. Competir pese al desgaste físico por Europa. Competir pese a las numerosas bajas que tiene Diego Martínez. El técnico tiene, a lo Luis Aragonés, ya tiene su frase: competir, competir, competir y volver a competir.
Se acaban los calificativos para este equipo, que sigue haciendo malabares ante las complicaciones en su plantilla. Pero el chute de moral tras vencer y dejar en la cuneta de la Europa League al Nápoles fue monumental para seguir soñando con la séptima o sexta posición del campeonato.
La tarea era harta complicada, sobre todo, por el rival que había enfrente. Un Elche al alza tras el cambio de entrenador y el triunfo frente al Eibar. Fran Escribá le ha dado un lavado de cara importante al conjunto ilicitano, aunque los detalles se le escaparon en tierras andaluzas para puntuar.
Diego Martínez tiró de la cantera para el banquillo, pero de inicio sacó todo lo que tenía, con los pesos pesados Foulquier, Yangel Herrera, Puertas, Kenedy o Jorge Molina. El Granada hizo muchas cosas bien, pero una de ellas fue dar todo desde el principio, no reservar nada y esperar que el tanque de gasolina de los jugadores llegara al final.
Y por eso mismo logró adelantarse cumplida la primera media hora de encuentro, a base de coraje. El Granada comenzó con mejores sensaciones, presionando alto y optando por la velocidad en las bandas para sorprende a un Elche bien armado. Pero Quina rompió el muro de Édgar con un zapatazo espectacular, como ya hiciera ante la SD Huesca.
Sin embargo, la reacción del Elche fue rápida, con un zarpazo al filo del descanso, en un momento importante del choque. Un error de Nehuén Pérez provocó que Lucas Boyé se hiciera grande en el área, se giró y puso el balón en el palo largo con un disparo raso. Empate al descanso, lo más justo por lo visto.
La segunda parte fue un puro toma y daca donde el más acertado se acabó llevando el gato al agua. Entre Jorge Molina y Puertas rozaron el segundo tanto nazarí, pero la mejor opción sería para el recién entrado Fede Vico, que obligó a Édgar a repeler con un pie certero a saque de esquina.
La fortuna tampoco sonrió al Elche, que tuvo que sustituir a Rigoni a los pocos minutos de que este entrara al terreno de juego. Y en esos minutos de confusión ilicitana, un centro de Foulquier fue rematado por el más listo de la clase, Antonio Puertas, que puso la puntera sutilmente para batir a Édgar.
El 2-1 no lo dejaría escapar el Granada, y eso que el Elche tuvo la última 'in extremis', en el 94', cuando Rui Silva despejó el remate de Dani Calvo en un córner. Salió Nino, que cumplió 800 partidos como profesional, y toda la artillería, pero los de Escribá se fueron de vacío en el 'after' de un Granada que sigue de fiesta en el Nuevo Los Cármenes.