El Nuevo Vivero de Badajoz ha demostrado ser, junto al Reino de León, tierra hostil para los equipos de Primera. El Eibar pagó un altísimo peaje hace una semana, y en esta, ya en octavos, fue el Granada el que padeció al conjunto blanquinegro.
A diferencia del partido contra el Eibar, en esta ocasión no pudo llevar al voz cantante el Badajoz. De hecho, fue a remolque del Granada todo el partido, pero el conjunto 'nazarí' pecó de conformista en demasiadas ocasiones.
Parecía que sería un partido plácido para el Granada, después de que Álex Martínez adelantase a los andaluces con un misil imparable. Pero la alegría duró poco en el conjunto visitante.
El Badajoz demostró una vez más que la ilusión no pocas veces vale más que el talento, y logró igualar la contienda en el minuto 8, al rematar Pablo Vázquez un balón envenenado, que la zaga del Granada no despejó y que le acabó cayendo a Corredera en el segundo palo. Su devolución la empujó a gol Pablo Vázquez y llevó por primera vez en la noche el delirio a la grada.
El encuentro entonces entró en una dinámica compleja, animada, con ocasiones, pero sin goles. El Granada no fue capaz de imponer su juego y el partido se convirtió en una sucesión de ocasiones en ambas áreas que solo terminó cuando ya en el segundo tiempo los cambios frenaron el ritmo de juego.
Es cierto que el Granada fue netamente mejor, y que buscó con más descaro la meta rival, pero cabe preguntarse si no pudo haber hecho algo más el cuadro andaluz.
La calma tensa que provocó la sucesión de cambios se convirtió en un alocado final cuando en el minuto 86 Roberto Soldado silenció el Nuevo Vivero con su gol. Ganaba el Granada 1-2, y el sueño del Badajoz parecía destinado a terminar.
O eso creían muchos, pero no los jugadores albinegros. En la última jugada del partido, en un córner forzado a golpe de fe, Caballero cabeceó un saque de esquina que previamente el Granada fue incapaz de despejar.
La euforia volvió a la grada. Se había forzado la prórroga, pero esta acabó tornando el sueño en pesadilla. Aguantó el Badajoz el primer tiempo de la misma, pero nada más comenzar los últimos 15 minutos, el conjunto extremeño encajó el tercer gol.
El Granada había llegado a la prórroga lógicamente más fresco, y fue un rodillo, sobre en el arranque de la segunda parte de esta. El Badajoz luchó hasta el último aliento, pero la diferencia de categoría pesó demasiado tras más de 100 minutos de fútbol sin descanso.
Pese a todo, el Badajoz luchó hasta el último aliento, hasta el 120', en busca de un gol que hubiera sido histórico, apoteósico, pero que nunca llegó. Cayó el Badajoz, pero no sin antes dar la última lección de los modestos en la Copa.