El agarrón de Montoya fue clamoroso. Si fuera una camiseta de Suiza se la hubiera quedado de la mano, pero el pantalón de la Real resistió el agarrón de manual al que fue sometido.
El árbitro dejó jugar, pero se vio obligado a pitar la falta. Y no fue porque la Real perdiera el balón, sino porque el delantero mexicano se revolvió y soltó una patada a Montoya.
Un 'rebote' que le pudo costar muy caro, pero que se resolvió con amarilla para ambos, por suerte para la Real. Porque fue agresión, y eso se castiga con la expulsión.