Se fue Luis Enrique y llegó Valverde. El cambio en el banquillo prometía ser tan sólo una simple mutación en el banquillo y, como es obvio, en el sistema de juego. El Barcelona miraba al mercado con ilusión. Verratti, uno de los mejores centrocampistas del mundo, apuntaba a ser el sustituto de Xavi. El italiano iba a ser el enlace perfecto entre un centro del campo algo debilitado y la que, probablemente, era la mejor delantera del mundo, la 'msn'.
Pero el verano aguardaba un destino cruel hasta la saciedad con el equipo azulgrana. Todo comenzó con la vuelta de Deulofeu al Barcelona. El regreso de uno de los hijos pródigos de la cantera ilusionó a la afición, que había visto también cómo Bartomeu anunciaba tener un acuerdo pactado con Leo Messi para su renovación.
Y después de tanta calma, la tormenta llegó. El argentino no terminó por firmar ese supuesto acuerdo y Verratti, tras semanas de tira y afloja, apareció en la televisión del PSG para ratificar su decisión de quedarse en la capital francesa. "Hubo algún contacto con el Barcelona, pero no se pudo concretar nada", aseguró el italiano recientemente.
Atravesando como una bala la decepción que trajo a la Ciudad Condal el 'NO' de Verratti, apareció Neymar. El brasileño aceptó una suculenta propuesta del PSG y decidió cambiar de colores. Todo ocurrió muy rápido. El barcelonismo casi no lo pudo asimilar y la figura de quien había sido hasta ahora uno de los preferidos de la afición azulgrana pasó a ser la de un traidor.
Llegó la primera mitad de agosto y el Barcelona, por fin, dejaba de pensar al cien por cien en el mercado. La Supercopa de España se presentaba como el mejor escenario para volver a hacer que la hinchada confiara en el equipo. Pero, muy lejos de la intención del Barcelona de resurgir cuán ave fenix de las cenizas que dejó Neymar, los dos 'Clásicos' consecutivos no hicieron más que demostrar la rotunda hegemonía del Real Madrid.
"Es la primera vez que veo al Madrid superior a nosotros", declaró Gerard Piqué tras el segundo 'Clásico' oficial. La Supercopa había terminado, pero las llamas del infierno estival del Barcelona se siguieron avivando. La lesión de Suárez, la negativa del Borussia a negociar por Dembélé, el punto muerto de la operación Coutinho y el fichaje de Paulinho, un jugador que no le transmite confianza a la afición, han terminado por hacer que todo explote.
La bomba que comenzó activando el fracaso de la 'operación Verratti' se detonó el pasado martes cuando los pesos pesados del Barcelona parecieron menospreciar a la directiva con varias fotos de una reunión con Neymar... el mismo día que la institución 'culé' anunció que se tomarían medidas legales contra el brasileño.
Afortunadamente para la directiva, el verano está cerca de terminar. Pero apagar el incendio entre directiva y jugadores parece ser una cuestión complicada. El 'mes que un club' quiere volver a relucir... pero plantilla y directiva tendrán que volver a andar de la mano para ellos.