El Mundial Sub 20 de 2005 dejó dos grandes estrellas. Leo Messi, suplente en los primeros partidos de Argentina, acaparaba todos los focos, pero un joven holandés le arrebató el protagonismo hasta los cuartos de final.
Se trataba de Quincy Owusu Abeyie, jugador del Arsenal que deslumbró al mundo con Holanda. Pese a su exhibición, Messi se hizo con los galardones y el título, mientras que el extremo holandés se fue diluyendo y cambiando de equipos con asiduidad.
Este verano recaló en el NEC, que ha anunciado la desvinculación del extremo hoy mismo. 12 partidos había disputado este curso un Quincy cuyo desproporcionado talento, nunca estuvo al servicio de lo colectivo.