El Şükrü Saracoğlu Stadium era un caldera, como debe ser. Como suele ser en las grandes citas europeas de los equipos turcos. El infierno en la tierra.
Pero Smolov lo congeló cuando en el minuto 8 anotó el tanto del Krasnodar, un gol que obligaba a los estambulitas a marcar nada menos que tres.
El plan del Fenerbahçe se fue al traste a las primeras de cambio, y tocaba recurrir a la épica, una gesta que no sucedió.
Souza, antes del descanso, empató el partido. Quedaban 45 minutos para marcar otros dos, o el Fenerbahçe quedaría eliminado.
El Krasnodar manejó los tiempos a la perfección y anuló al equipo turco. Lo intentaron los Lens, Van Persie o Fernandao, pero ninguno logró batir a Kritsyuk.
Con el pitido final se desató la alegría en las filas del conjunto ruso, y la desolación invadió a los aficionados otomanos, que soñaban con una remontada y vieron cómo se quedaban en la cuneta incluso antes que la pasada campaña.