Aunque, seamos justos, el gol de Vokes nunca debió subir al marcador. Ese tanto, en los últimos minutos del encuentro, fue clamorosamente ilegal, pero el árbitro no sancionó la mano del delantero 'claret'.
La igualdad fue la tónica de los primeros minutos de partido, pero pasado el primer cuarto de hora el Burnley empezó a tomar la sartén por el mango.
Los locales empezaron a llegar con más claridad sobre la meta de Schmeichel, y en la estadística de disparos se ve claramente quién buscó con más ganas el gol.
Dispararon los 'clarets' 24 veces, aunque sólo 3 fueron a puerta. Dos los paró Kasper y uno, el que no debería haber valido, entró.
El énfasis de los locales duró hasta el descanso. Los 'foxes' salieron con ánimo renovado, pero se desinflaron al final. Los últimos minutos fueron de verdadero asedio, hasta que llegó el gol.
Un gol ilegal, porque Sam Vokes 'controló' el balón claramente con la mano. Una mano que vieron hasta los aficionados del Burnley, pero no Mike Dean.
Esta derrota hace que el Leicester se asome al abismo del Championship. Es la tercera consecutiva y ya están a dos del antepenúltimo puesto. El Burnley, por su parte, asciende hasta la novena plaza, sumando 29 puntos, 8 más que su rival de esta noche.