No empezó bien el partido para los del Principado. En uno de los primeros ataques del Leipzig, un centro raso de Sabitzer al área de Subasic, metió Jemerson la pierna y se lo marcó en propia.
Tres minutos más tarde Timo Werner duplicaba la ventaja de los alemanes, demostrando lo que todos preveian en el Louis II de Mónaco, que los locales hacían agua y no había cubos para achicarla.
El Mónaco tuvo una reacción de puro orgullo, y en torno al cuarto de hora de partido llegó a encajonar a su rival en su campo, pero el énfasis se diluyó.
El tercero llegó de penalti. Por si no tuviera bastantes problemas el Mónaco, encima eso. El único contratiempo del Leipzig fue la retirada por lesión de Sabitzer. Entró en su lugar Demme.
Al filo del descanso, un error de Gulasci permitó al 'Tigre' Falcao recortar distancias con sus rivales, pero el tanto resultó ser un espejismo.
Porque en la siguiente jugada Naby Keita se aprovechó de la pasividad defensiva del Mónaco para marcar el cuarto y hundir las esperanzas de los locales, si es que aún las tenían, de levantar el partido.
El Leipzig se dedicó durante la segunda parte a controlar el partido, y el Mónaco apenas inquietó a Gulasci más. Y al final, a casa y dando una imagen muy diferente de la esperada. El Leipzig tendrá una última oportunidad de seguir haciendo historia en la última jornada.