No basta con ser líder, hay que demostrarlo. Y eso es justamente lo que hizo el Racing de Santander la tarde en la que el Bilbao Athletic vino a buscar las cosquillas en El Sardinero. Nada que ver el 0-1 que campeaba al descanso con el 3-1 final.
Para subir hay que sufrir, está claro. Pero quien sabe sufrir tiene mucho ganado. El martirio comenzó con los problemas para generar juego y ocasiones. El punto álgido llegó en el 39, cuando Villalibre remató a la perfección el centro de Larrazabal.
Tocaba rematar más aún en la segunda mitad. La suerte de los cántabros fue que el empate llegó pronto. Un pase bien puesto de Nico Hidalgo lo culminó, con tiró muy ajustado, Aitor.
A esa buena inercia se unió la entrada al campo de Quique Rivero por Rafa de Vicente. Ganó en verticalidad el Racing, que puso la directa hacia la remontada.
Increíblemente, no llegaba el 2-1. Dani Segovia, Nico Hidalgo y Cejudo las tuvieron, pero no había manera. La fórmula sí la encontró Sergio Ruiz, quien remachó casi en la línea el buen balón de Aitor Buñuel, héroe de la tarde.
Lejos de sufrir en los minutos finales, el Racing apuntaló más aún el triunfo en el minuto 90. Quique Rivero transformó un penalti que reafirma a los santanderinos en la primera posición, con seis puntos de ventaja sobre el segundo, y deja a los cachorros del Athletic en zona media.