Si bien un partido poco más que correcto del Liverpool bastó para dejar al descubierto el agotamiento del modelo Wenger, fue el propio entrenador francés quien se echó la primera palada de tierra encima con la suplencia de Alexis Sánchez, el mejor futbolista 'gunner' con bastante diferencia sobre el resto.
Que Wenger falló en su decisión y su explicación sobre la búsqueda de juego directo no tenía sostén alguno lo ratificó la entrada de Alexis nada más comenzar la segunda parte. 45 minutos tirados al sumidero por parte del Arsenal, 45 minutos que aprovechó el Liverpool para sacudirse algunas penas y consolidar su triunfo.
Ganar en Anfield le habría supuesto al Arsenal un triunfo de prestigio y también le habría asegurado un buen asiento en el vagón de perseguidores del líder Chelsea. Era el único objetivo que le queda al Arsenal. Pensar en una remontada en Champions en pocos días tras el 5-1 sufrido en Múnich es seguir creyendo en los Reyes Magos.
Wenger dispuso una alineación muy poco sólida y con tendencia al desequilibrio. El gol de Firmino evidenció los numerosos problemas del Arsenal y de un Wenger que, tras 20 años en el cargo, va emitiendo señales de fatiga. En el 40, Mané ejecutó otra buena jugada colectiva. Cech evitó un tercero.
El senegalés le dio la tarde a Monreal y cuajó nuevamente con Coutinho y Firmino. Los de Klopp se rehabilitaron a costa de un Arsenal preocupante, pero no deja de ser un triunfo más que positivo de cara a sus aspiraciones de Champions.
Alexis, una solución que llegó tarde
Alexis entró en la reanudación y pocos minutos después le regaló a Welbeck un buen pase que el inglés transformó en gol. Con más fe que fútbol, el Arsenal se volcó e hizo daño al Liverpool, pero entre la falta de claridad y Mignolet no llegó el empate.
Coutinho y Origi fabricaron un contragolpe maravilloso y Wijnaldum marcó el 3-1 de forma extemporánea. Quizá sea Wijnaldum de los verdugos de un proyecto loable en sus intenciones, pero fallido en su desarrollo, al menos en los últimos años. El Arsenal de Wenger va pidiendo aire fresco. Anfield pudo asistir a uno de sus últimos capítulos.