Empezó el partido muy bien para el Olympique de Lyon, pues se adelantaron gracias a un tempranero tanto de Diakhaby a los ocho minutos de partido.
La Roma, en lugar de venirse abajo, encajó bien el golpe y puso a trabajar a sus estrellas. Dzeko fue un peligro constante en el área gala, pero el verdadero tormento fue Salah, un día más.
El egipcio fue el autor del gol del empate de los romanos, a los veinte minutos, al que seguiría poco después el de Federico Fazio.
La Roma había dado la vuelta al marcador en un cuarto de hora, en la cancha del rival. Se las daban muy felices los de Spalletti, pero en la segunda parte salió otr Lyon al campo.
Se fue Rafael y entró Jallet tras el descanso, y quién sabe si por el cambio o por la charla o por qué, a los dos minutos de la reanudación Tolisso volvía a empatar el partido.
La Roma empezó con las dudas. ¿Se podrá perder este partido? Fekir, recién entrado al campo, dijo que sí. Suyo fue el 3-2, a los 74 minutos de partido. Pero quedaba una traca final en este espectáculo de 90 minutos.
Tras el tanto entró Cornet, y el Lyon se revolucionó. Alisson sufrió un asedio como pocas veces había vivido. Y claro, tanto fue el cántaro a la fuente, que en el minuto 90 se rompió.
Lo rompió, más bien, Lacazette, con un zapatazo imparable que se coló por toda la escuadra. Del 1-2 al 4-2 y a remontar en Italia.
Sin embargo, y como hemos comentado al principio, el resultado no es tan malo como podría pensarse. A la Roma el 2-0 le vale, y el 3-1. Toda Europa se mira ahora en la remontada azulgrana, así que por qué no pensar que cualquier cosa es posible.