El Olympique de Lyon firmó un triunfo de mucho acierto y buen hacer fuera de casa. El Metz fue capaz de desplegar su juego en bastantes tramos del enfrentamiento, pero acabaron viéndose superados por la calidad de sus contrincantes, que no perdonaron.
Desde que comenzó a rodar la bola, hubo una guerra absoluta sobre el terreno de juego. Los locales echaban más gasolina a la defensa para evitar que la calidad individual de sus contrincantes acabara por ello. Esto sirvió para salir mucho a la contra y generar igualdad.
Los 'gones', a lo suyo. Buscaban el protagonismo y el control, y, en cierto modo, lo estaban consiguiendo. No era un dominio del todo satisfactorio: eran conscientes de que los de casa estaban siendo capaces de arrastrarles a su juego en muchas ocasiones.
Fue el VAR el que decidió quién pondría la primera pieza en el tablero. Udol tocó la pelota con la mano en el área y hubo que recurrir al videoarbitraje para que el colegiado recibiera el consejo: fue penalti. Dembélé, preciso, fue el encargado de transformarlo.
El cansancio comenzó a mermar las filas de ambos planteles en la segunda mitad. En una situación en la que se podían efectuar menos carreras, acababa imponiéndose el cuadro que manejaba menor la pelota y los tiempos, y ese era el Olympique de Lyon.
Aouar fue el que lo evidenció con la diana de la sentencia, una diana que hizo mucho daño, en el tiempo de descuento. Saque de esquina en el que el cancerbero no llegó a despejar con certeza y llegó el atacante para firmar un 0-2 definitivo en el marcador.