Hacía falta, frente a un planteamiento tan ultraofensivo como el de Queiroz, alguien con calidad y decisión para desatorarlo. Isco, que reúne esas dos condiciones, rompió ese candado de un plumazo con una jugada muy novedosa.
Porque la cola de vaca, esa acción que puso en boga Romário ante Alkorta en un Barça-Madrid, es un recurso que se suele usar para regatear, no para pasar, como hizo el futbolista del Real Madrid.
Iniesta le tiró una pared al de Arroyo de la Miel y este sorprendió a propios y extraños girándose y arrastrando el pie derecho por el balón y el campo para devolverle al manchego un pase perfecto. Para infortunio de España, el pase posterior del barcelonista no tuvo continuidad.
Isco fue el futbolista con mayor brillantez de España en el centro del campo, mostró más clarividencia que nadie para intentar romper la zaga de Irán.
De hecho, si los de Hierro superaron el 80% de la posesión hasta el descanso, mucha parte de culpa la tuvo el fútbol control del '22' de 'la Roja'.
Al descanso se llegó sin goles, pero por el césped del Kazán Arena quedaron las gotas de calidad de Isco bien repartidas.