Cuando la ruina te mira a los ojos es muy difícil escapar de ella. En el fútbol las derrotas, los baches y las dinámicas negativas son una suerte de mal de ojo que pocas veces se superan. La ruina te mete en el hoyo y no te deja ver la luz. Te pisotea la cabeza cuando reptas por la pared del pozo, y hasta es capaz de cortarte los dedos cuando los clavas en el filo para poder salir.
Y definitivamente la ruina tenía cogido del cuello al Málaga como lleva haciendo toda la temporada cuando a Aspas, entre la cabeza y el hombro, le dio por empatar el partido. La ruina es así: cuando le da por ti, no tienes nada que hacer.
Pero en ocasiones aparecen inesperados amigos en el otro bando. Cabral sacó la mano a pasear a un tiro de En-Nesyri y Recio empaquetó el regalo con sumo mimo. Gol, éxtasis, tres puntos y adiós a la última plaza. Hasta luego, ruina. Al menos por un tiempo.
El Málaga ganó un encuentro que se había empeñado en poner cuesta arriba después de una digna primera parte. El Celta se amuralló alrededor de Rubén y permitió al conjunto de Míchel que hiciera lo que quisiera a la espera del zarpazo del siempre venenoso Aspas. Casi lo logra.
Adrián puso la primera piedra hacia el bordillo. Aun con miedo, con cierto tembleque en las piernas debido a los pobres números, al fútbol gris practicado y al nefasto arbitraje sufrido una vez más a pesar del penalti a favor, los blanquiazules lo buscaron con más empeño. Cero brillo, pero con corazón a veces se ganan batallas.
En la segunda parte, el equipo de Unzué se desperezó y olió el miedo en el rival. Una condición física mejorable, unos cambios tardíos y el pánico a perder de nuevo en los locales llevaron al Celta a considerar que se había acabado el recreo. El Málaga se refugió alrededor de Roberto.
Aspas castigó al Málaga con su peculiar remate y planearon nuevamente los fantasmas sobre La Rosaleda. Hasta que apareció Cabral y Recio no desaprovechó el regalo desde los once metros. El sufrimiento acabó siendo liberación.
La ruina dio una tregua. Por primera vez en lo que va de campaña ese remate de Maxi se quedó atrás, Roberto se sacó un pie extemporáneo y el Málaga festejó unos puntos que le sacan momentáneamente del último puesto. Suma cuatro en diez jornadas.
El Celta, que pudo ganar a poco que hubiera persistido el nerviosismo local, ve cómo retrocede unas posiciones al quedarse con los once puntos que tenía.