Los clubes egipcios, argelinos y tunecinos han dominado con puño de hierro la CAF Champions League desde su creación en 1997, pero el dominio ya era claro cuando era la Copa Africana de Clubes Campeones.
Desde que nació la Champions, sólo en siete ediciones el título no fue a parar a orillas del Mediterráneo. En los últimos años, de hecho, sólo un equipo se ha atrevido a disputarle el trono a estos 'tiranos', el Mazembe de la República Democrática del Congo, ganador en cinco ocasiones, tres en los últimos siete años.
Desde 2004, cuando ganó en Enyimba nigeriano su segunda Champions consecutiva, sólo han ganado norteafricanos o el mentado Mazembe.
Pero en la edición de 2016, el título se fue para Sudáfrica, algo que no sucedía desde que los Orlando Pirates ganasen el suyo en 1995. Han tenido que pasar 21 años para que el fútbol sudafricano pudiera celebrar este triunfo.
Ganó la final al Zamalek egipcio, uno de los grandes del torneo, campeón en cinco ocasiones y subcampeón en otras dos. De hecho, el equipo del 'país de los faraones' acabó tan desquiciado que llegaron a insinuar que su rival había usado magia negra contra ellos.
"¿Es normal fallar 18 ocasiones claras de gol? Eso no fue normal, había magia y hechicería de por medio", denunció el presidente del club, todo un clásico en el continente africano cuando las cosas no salen a tu gusto.
Hubiera magia negra o no, este 'Brasil de Sudáfrica', por su indumentaria verdeamarilla con pantalones azules, se ha ganado un billete al Mundial de Clubes.
Su primer rival saldrá del duelo entre el campeón de Liga e Japón y el Auckland City neozelandés, como campeón de la OFC. Un victoria le llevará a medirse en semifinales al campeón de la Libertadores, el Atlético Nacional colombiano.