El Marbella volvió a despertar de sueño un año más en la Copa del Rey. Como ocurrió en la campaña anterior, su verdugo es original de Pucela y no dudó en enterrar sus esperanzas en la competición.
Con un 0-0 se finalizó una primera mitad en la que el equipo pequeño no se arrugó ante todo un Primera. El Valladolid sufrió más de lo esperado y tuvo que estar sólido y acertado en defensa para evitar recibir goles.
Kuki Salazar fue el encargado de abrir la lata en el luminoso del Lorenzo Cuevas en el 52' gracias a una asistencia de Waldo. Sin embargo, solo ocho minutos más tarde, Granero empató el choque desde los once metros después de que Roberto cometiera un penalti.
En un duelo con muchas alternativas en el césped, Óscar Plano sacó a relucir la calidad de futbolista que atesora. En el 74', colocó el 1-2 en el electrónico y los marbellís vieron muy complicado seguir su periplo en la Copa.
Pero el ímpetu, la fe y el coraje del más pequeño pudo derribar la fortaleza del gigante. Tras un saque de esquina en el 90', Gudiño cazó un rechace en el área y estableció el 2-2. La locura se desató en el estadio con unos aficionados que volvieron a creer en el sueño.
Con 'déjà vu' constantes del curso anterior, en el que quedaron eliminados en los penaltis ante los pucelanos, Óscar Plano se encargó de que esos malos augurios se hiciesen de nuevo realidad.
En el 110', el jugador del Valladolid hizo buena una asistencia de Míchel para que el marcador definitivo luciese un 2-3 muy luchado por los visitantes. Los de José Manuel Aira se dejaron la piel y el alma en el césped, pero tuvieron que despertar, nuevamente, del sueño copero.