Míchel está en una situación delicada. Cogió con el campeonato recién empezado a un equipo roto, y no logra hacer que funcione fluidamente. Los partidos que ha ganado lo ha hecho por goleada (6-0 al troyes y 4-1 al Bastia), pero ante el Lyon y el Toulouse sólo pudo sacar dos empates a un gol, a veces por los pelos.
Ahora acaba de perder, en casa, contra un recién ascendido, lo que deja una sensación agria en los aficionados marselleses. Mangani transformó un penalti en la primera mitad, y Thomas, en la segunda, puso tierra de por medio. Sólo Batshuayi, de penalti, pudo recortar distancias, pero no bastó para igualar la contienda.