André Schürrle y Benedikt Höwedes tienen varias cosas en común. Una, que fueron campeones del mundo en Brasil 2014 con Alemania. Y la otra, que este verano pusieron el punto final a sus carreras.
Con solo 29 y 32 años, el delantero y el central dijeron "basta". El primero reveló que había perdido el afán por competir y que estaba harto de la vida del futbolista, como también reconoce Höwedes.
Entrevistados por la revista de la Federación Alemana, ambos describen que no se sentían cómodos. Por ejemplo, Höwedes recordó el primer coche que se compró con un gran sueldo: "Me di cuenta de que no soy así. Simplemente no me da nada. Es un peligro intentar ser quien no eres".
"Siempre tenía que llevar ropa cara, aquí una chaqueta de cuero, allá una camiseta... no importaba, lo principal es que fuera caro, así es como entrabas en el grupo del vestuario", le acompañó Schürrle, que agregó: "Hoy entiendo cada vez menos que esas cosas inútiles alguna vez fueran importantes para mí".
No entienden esa superficialidad predominante en los vestuarios del mundo del fútbol. "Si uno no puede opinar sobre temas como coches o relojes, lo notará", dijo Höwedes, al que le apostilló Schürrle: "En la mayoría de los casos, los compañeros de equipo son amigos, pero no muy buenos amigos".