Ni contra 10, ni contra 9. El Bologna dio una triste demostración de cómo no se juega en superioridad y cayó en casa ante un Milan muy ordenado que supo aprovechar su oportunidad.
Tras las rojas por doble amarilla de Paletta y Kucka y en medio de un arbitraje pésimo, el Bologna chocó y chocó contra la muralla bien plantada por el Milan.
Con la única ambición ofensiva de las contras de Deulofeu, el Milan metió miedo y en los últimos instantes asestó el golpe definitivo con un pase del ex del Everton que empujó a puerta vacía Pasalic.
No se lo creían ni el técnico ni los jugadores del Bologna, que aún se estrellarían un par de veces más contra la defensa 'rossonera'. Triunfo reparador y revitalizador para un grupo humano que quiere seguir adelante, pues el Milan hizo piña con el tanto de Pasalic.