El Milan se ha metido de lleno en una profunda reestructuración de la plantilla. De hecho, ya se empieza a hablar de cómo podría jugar este nuevo y renovado Milan la próxima temporada.
La euforia que se vive en las filas del Milan parece justuficada, pero también hay un cierto temor, perfectamente comprensible, a que todo se tuerza.
A que la temporada sea un rotundo fracaso. A que se instale la idea en el aficionado de que se van a lograr grandes cosas, y no se alcancen los objetivos marcados.
Sería apoteósico que el Milan ganase esta temporada la Serie A, pero habrá que conformarse con competir de tú a tú a la Juventus.
Es más, debería valer para que la temporada sea aceptable con clasificarse para la Champions. Esto es, ser cuarto.
La alegría, la euforia, están bien en pequeñas dosis. Habrá que ver qué tal funciona el equipo. No es fácil encajar nueve nuevos fichajes (diez, si contamos al hermano de Donnarumma, el gran regalo de Gigi a su hermano mayor), si no son más.