El Milan coronó una temporada de metamorfosis con una solvente victoria por 3-0 ante el Cagliari. No había nada en juego más que eso, poner la guinda y festejar por un equipo que parecía muerto en noviembre y que ahora presume de vida nueva de la mano de Zlatan Ibrahimovic.
A sus 38 años, el sueco regresó en enero para convertirse en el referente anímico de un grupo sin cohesionar, con mimbres jóvenes e interesantes, pero que no carburaban. Faltaba un alma, un líder, y el club lo encontró en Zlatan, que formó tandem con jugadores como Ante Rebic, Theo Hernández o Calhanoglu.
Frente a la Sampdoria, los de Stefano Pioli confirmaron que estarán con billete directo en la próxima Europa League. Contra el Cagliari, el encuentro no pasó de una mera exhibición donde el Milan lució nuevamente desatado con sus referentes libres y plenos de confianza.
La superioridad fue evidente durante los 90 minutos. Tampoco tenían nada en juego los de Walter Zenga, que a los once minutos de partido perdían tras un gol en propia de Klavan. Leao le pegó al palo y el estonio, cuando intentaba despejar, la acabó metiendo en su propia portería.
No sería hasta la segunda parte cuando el Milan amplió su ventaja. Pudo hacerlo antes del descanso Ibrahimovic, que falló un penalti, pero en el 55' reapareció para mandar un misil a la escuadra contraria. Un golazo 'made in' Ibra, que hacía su décimo tanto en Serie A en media temporada; el undécimo en total.
Apenas dos minutos después, el conjunto 'rossonero' sentenciaría definitivamente con el tercero. El Cagliari la perdió en la salida, Castillejo abrió a Bonaventura y este se la devolvió en el corazón del área al malagueño para que definiera tras un giro muy plástico.
Paseo militar para el Milan, que de esta manera sella un año de incertidumbres que se transforma en un año de esperanza. Entretanto, en los despachos ya se trabaja para que el bueno de Ibrahimovic siga siendo el referente 'rossonero' en Europa.