Según anunció su departamento, el jefe de la diplomacia gala tenía previsto seguir en el Estadio de Francia el duelo, valedero para la clasificación de la Eurocopa de 2020.
Pero en el último momento, según la televisión 'BFMTV', hizo saber que no asistiría para no encontrarse con responsables turcos.
Francia es uno de los países que han condenado de forma más vigorosa los ataques ordenados por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, contra posiciones kurdas y anuló la venta de armas a Ankara.
En ese contexto de tensión diplomática, la ministra de Deportes, Roxana Maracineanu, fue la única representante gubernamental en el partido.
Su departamento indicó que "el contexto diplomático no debe ocultar que se trata de un evento deportivo" y que, como tal, "debe ser un espacio de diálogo y respeto".
Esa declaración se produce en un contexto de tensión, con diversos políticos franceses pidiendo la anulación del encuentro.
Es el caso de la líder ultraderechista Marine Le Pen, que recordó que los jugadores turcos hacen gestos militares de aprobación a los ataques lanzados por Erdogan y que durante el partido de ida, disputado en Konya y que acabó con victoria turca, los aficionados silbaron La Marsellesa, el himno francés.
A ello se suma que estaba prevista la presencia de numerosos aficionados turcos en el partido, lo que ha llevado a las autoridades francesas a incrementar la seguridad, tanto dentro como fuera del Estadio de Francia.
En el interior se desplegaron 1.200 agentes, tres veces más que en un partido normal, así como 1.400 miembros de la seguridad privada.
En los alrededores del estadio se movilizan 13 unidades de antidisturbios.