La primera ronda de la Copa y ya nos ha dejado un partidazo que ha podido provocar algún que otro problema cardiovascular. Sobre todo a los aficionados que se encontraban en O Vao.
El Coruxo ha estado a un minuto de obrar el milagro. El partido tuvo alternativas por todos los lados. Penaltis, expulsiones, tensión... fútbol en estado puro. Lo que necesitaba la Copa.
Porque cuando se cambió el formato esto es precisamente lo que se buscaba. En 20 minutos los aficionados gallegos y los burgaleses desplazados habían sido testigos de cuatro goles.
Se adelantaron los locales, por medio de Al Wartani, pero Matheus Aias e Iñigo Vicente le dieron la vuelta. Aun así, Silva iba a aprovechar el primer penalti del choque para igualar la contienda.
Hubo que esperar media hora más y el descanso para que uno de los porteros tuviese que ir de nuevo a por el balón al fondo de la portería. Fue Sergio quien volvió a poner por delante al Mirandés.
Pero a David Añón le iba a dar la vuelta a la eliminatoria de nuevo con dos goles en menos de tres minutos. Todo parecía indicar que el partido iba a caer del lado del Coruxo, hasta que en el minuto 92 hubo un nuevo penalti, en esta ocasión a favor del Mirandés.
Las protestas de los jugadores gallegos no sirvieron para nada, solo empeoraron la situación y terminaron con dos expulsados. Álvaro Rey mandó el partido a la prórroga desde los once metros.
Ya en la media hora extra , los jugadores locales volvieron a clamar contra el colegiado cuando pitó una pena máxima a su favor y luego se retractó. En la segunda mita del tiempo extra, Merquelanz dio el pase al Mirandés.