Tenía avisos de ser un gran partido, pero acabó siendo una pesadilla para el Mónaco y los aficionados que se movieron hasta el Louis II para no perderse nada de este comienzo de Ligue 1. Y qué comienzo.
Porque solo habían pasado cinco minutos cuando ya llegó el primer tanto de la pretemporada con una pasiva defensa del equipo del Principado, que contó con bajas importantes y con caras nuevas como las de Rubén Aguilar o Gelson, que ya pasó a ser definitivamente jugador del equipo galo.
Moussa Dembélé, que ha sido carne de los rumores en este mercado, saltó como nadie en un saque de esquina y firmó un cabezazo fortísimo ante el que nada pudo hacer Lecomte, al que le tocó sufrir.
El VAR actuó, y vaya si actuó. Fàbregas perdió los papeles y pisó a Dubois por detrás y sin balón, algo que el colegiado amonestó con tarjeta amarilla hasta que la tecnología de vídeo le advirtió de que fuera a ver la repetición.
La opinión cambió y el centrocampista vio la tarjeta roja, dejando completamente tocado a un Mónaco que no logró reponerse hasta la segunda mitad, y ya fue demasiado tarde.
Lecomte tuvo un error garrafal ante un disparo de Depay, con el que llegó el segundo, porque el portero del Mónaco estuvo falto de reflejos y el balón acabó golpeando en un pierna y entrando. Pudo hacer más, de hecho, mucho más.
En la segunda parte se vieron aleteos del Mónaco por medio de Gelson Martis y Boschilia, que no lograron concretar y Tousart acabó poniendo la guinda a un partido en el que el Olympique de Lyon no tuvo que sudar la gota gorda para sumar los tres primeros puntos en el debut de Sylvinho.
Al Mónaco le crecieron demasiados enanos rápidamente y no logró frenar lo que acabó siendo una sangría en el Louis II.