Las aspiraciones del Extremadura duraron lo que tardó Bebé en recorrerse el campo para regalar uno de los goles de la jornada, es decir, diez minutos. Los de Manuel Mosquera realizaron un partido muy serio, pero no tuvieron fortuna de cara a la portería.
Los de Almendralejo no merecieron un resultado tan abultado. Acusaron la ausencia de Zarfino, ya que fue en el último pase donde se trabaron una y otra vez contra el muro de la defensa rival.
Los de Paco Jémez mantuvieron firmemente su seña de identidad. Apenas dejaron espacios entre las líneas y los laterales profundizaron cada vez que pudieron. También -al fin- funcionó la dupla Pozo-Trejo en el centro del campo.
El cuadro rayista pegó pronto y lo hizo transformando un contragolpe que rozó la perfección. Bebé condujo durante 60 metros a una velocidad de vértigo y esperó al momento exacto para cederle el tanto a Álvaro García, que le puso el broche a la jugada batiendo a Casto.
Los azulgranas bombardearon a Dimitrievski al final de la primera mitad, pero el guardameta del conjunto madrileño respondió con seguridad a los disparos de Nono y Willy.
Tras la reanudación, llegó el segundo martillazo de Bebé. El portugués batió a Casto con un potente disparo al palo corto, que sirvió para aumentar la distancia del electrónico y silenciar al Francisco de la Hera.
Ya en el tiempo de prolongación, David Rocha cometió un innecesario penalti y le regaló a Leo Ulloa la oportunidad de estrenar su casillero particular. Tercer gol de un Rayo que consiguió la primera victoria a domicilio de la temporada y que sumó su octavo partido consecutivo sin conocer la derrota.