Había dudas acerca de cómo afectaría el videoarbitraje al ritmo de los partidos. Las decisiones no dejan de ser arbitrarias y subjetivas. Sin embargo, aquellos que se muestran en contra de la tecnología temían que se usara en demasía, que frenara el ritmo de los partidos. Que lo hiciera todo más caótico. Los primeros días, sin embargo, dejan una nota alta.
Una de las secuelas más claras de la nueva manera de arbitrar es que los partidos duran más. La medida de minutos de añadido en los primeros cinco días de campeonato es de cinco. En el Costa Rica-Serbia, por ejemplo, llegaron a ser casi ocho.
La revisión en sí no está siendo larga, en torno a los 30 segundos. Sin embargo, desde que los asistentes comunican su uso al árbitro principal y hasta que comunica su decisión, se supera el minuto. Eso sí, por el momento las acciones consultadas no han sido muy complicadas.
Más respeto
Igulalmente, la figura de los trencillas está adquiriendo también una nueva dimensión. Su gesto de dibujar una televisión y que haya un monitor exclusivo que le da potestad para consultar está generando más respeto por parte de los jugadores, sabedores de que tienen el poder de cambiar el sino de un partido.
Por otro lado, se está apreciando un gran empaque y frialdad por parte de los colegiados, tanto para mantener la calma durante las consultas como para admitir correcciones por línea interna.
A las emociones habituales del fútbol, como el gol, un penalti o un córner para empatar en el tiempo de añadido, se ha sumado una nueva: ese minuto de expectación con la consulta que puede cambiar el desarrollo de un encuentro. ¿Lo pitará? ¿No lo pitará? Son segundos eternos que se viven de otro modo, especialmente para el espectador neutro.
Y lo más importante de todo: está consiguiendo que se reduzca el número de equivocaciones por encuentro. La satisfacción entre los dirigentes de FIFA, por el momento, es máxima. Y no es para menos, por más que los brasileños no estén de acuerdo.
Se está logrando también que los parones no rompan mucho el flujo de los partidos. El ejemplo se vio este lunes en el primer partido. Tras la caída de Claesson en el área, el colegiado Aguilar dejó seguir, y justo empezó una contra muy peligrosa a favor de los coreanos. Pero el aviso que recibió por línea interna paró el partido.
Está quedando claro también el espíritu del viodearbitraje: corregir algún error significativo de apreciación, no desdecir a los árbitros y evitar tirar de él continuamente. Ello supondría frenar el ritmo de los partidos en exceso y extender la sensación de que se puede pedir su uso para todo.
Las previsiones que manejaba FIFA con el uso del VAR era de una vez cada tres partidos. A la conclusión del Suecia-Corea del Sur era perfecta: cuatro utilizaciones en una docena de partidos.
Todos los precedentes
Se abrió la veda en el Francia-Australia, con un penalti de Risdon sobre Griezmann que en un principio no había concedido el colegiado. Cabe recordar que también se recurrió a la tecnología de 'goal-line' para determinar el gol de Pogba, aunque esa aplicación es diferente al VAR y mucho más rápida de cotejar.
En el Serbia-Corea del Sur tuvo un uso diferentes. Además, por duplicado: dos acciones disciplinarias. En una primera, Matic se las tuvo tiesas con un asistente de Costa Rica pugnando por un saque rápido. No obstante, el árbitro, que no amonestó a nadie, solo consultó para ver cuánto tiempo se había perdido.
Ya en los minutos de prolongación, Prijovic soltó el brazo contra el rostro de Acosta en una agresión que, tras ser rearbitrada, se quedó en una mera amarilla.
Las dos últimas veces que el VAR fue usado resultaron clónicas: el penalti que Cueva mandó al limbo ante Dinamarca y el que valió para el triunfo de Suecia sobre Corea del Sur.