El fútbol es toque, magia, fantasía y visión, sobretodo en la última década, pero cada vez es más normal ver en los grandes clubes del fútbol europeo a un centrocampista defensivo de músculo que aporte equilibrio al centro del campo.
Un jugador que sea capaz de realizar un gran sacrificio físico para cubrir espacios y permitir a los futbolistas más creativos centrarse en la creación de juego.
Un perfecto ejemplo de la apuesta exitosa por este tipo de centrocampistas es Casemiro. El brasileño llegó al Real Madrid para jugar en el filial y subió al primer equipo para quedarse. A pesar de haber sido cedido un año al Oporto, regresó y ahora es inamovible para Zidane.
Desde que se hiciera con un hueco en el once titular, Casemiro se ha caracterizado por ser uno de los jugadores que más balones recupera y más distancia recorre, y a ello se le suma que es un gran llegador e incluso cuenta con cierto olfato goleador.
Además de las características ya mencionadas, el mediocentro defensivo moderno suele ser un jugador con un más que aceptable dominio del balón y dotes para sacar el esférico jugado.
Un buen ejemplo es el fichaje del Manchester United Nemanja Matic, que ha llegado este verano a los 'diablos rojos' para convertirse en el jefe del medio campo del conjunto de Mourinho.
El mediocentro defensivo debe ser un buen defensor, bueno tácticamente, no debiendo perder nunca la posición sobre el campo, ser un complemento defensivo para el resto de jugadores, un apoyo en momentos de presión y corte, y un consistente recuperador de balones.
Sus dotes de mando deben ser marcadas y en muchas ocasiones debe servir como enlace entre las órdenes del técnico y los jugadores sobre el césped.
En la actualidad, la práctica totalidad de los 'grandes' de Europa cuentan con esta pieza en su once titular. En el Chelsea, el francés Kanté, en el 'todo poderoso' Bayern de Múnich, el chileno Arturo Vidal, e incluso el 'super equipazo' del PSG cuenta con este futbolista en la figura de Thiago Motta.
La tendencia es cada vez más clara en Europa. El equilibrio entre el estilismo de los jugadores de más calidad y los buenos resultados pasan por este tipo de centrocampistas que casi desapareció por un tiempo del fútbol mundial.