Aunque aquellas dos primeras veces no fueron tan especiales, ya que, por aquel entonces Wayne sólo era un chaval recién salido de la cantera y aún no sabía lo que era vestirse con una camiseta 'red devils'. Tras esos dos choques que se saldaron con derrotas para Wayne en 2002 y 2003, el delantero cambió de bando para empezar a forjar su leyenda.
De la mano de Ferguson, un Rooney que aterrizó en Manchester con sólo 18 años, comenzó a crecer. Old Trafford no tardó en enamorarse de una peligrosa promesa de futuro que acabó saliendo bien. Había riesgo con Rooney, pero su calidad tapó sus impulsos de 'bad boy'.
Siempre rondó por el 'Teatro de los Sueños' un sentimiendo de amor y odio hacia el delantero inglés. Con el paso de los meses, Ferguson fue dándole oportunidades hasta convertirlo en uno de los baluartes del equipo. Mientras tanto, el delantero alternaba exhibiciones dentro del campo... y polémicas fuera de él.
Así se acabó ganando el sobrenombre de 'niño malo' o 'niño malcriado'. Su caso fue extraño. Infinidad de futbolistas se quedaron atrás y desaprovecharon sus carreras por ahorrar energía en el centro del campo para estar a tope en las discotecas del centro de la ciudad, pero Rooney, el 'bad boy' de Liverpool, siempre respondió sobre el césped.
Gracias a su persistencia y calidad, Wayne ya es una de las grandes leyendas del United. Sus 253 goles y 145 asistencias en 559 partidos le certifican como uno de los jugadores más grandes que pasaron por el mítico Old Trafford, estadio al que regresa este domingo... vistiendo otra camiseta.
Y lo hará ante el entrenador que acabó desterrándole de sus tierras. El técnico que quiso apostar por él pero que tomó la decisión de apartarle al ser consciente de su bajón físico. Rooney se reencontrará con Mourinho, con Old Trafford y con un millón de recuerdos. Pero, lo que es seguro, es que el 'Teatro de los sueños' le recibirá como un 'red devil' más.