El partido no pudo comenzar mejor para los de la Costa Azul. A los cuatro minutos, Mario Balotelli no desaprovechó un regalo de Saint-Maxim y marcó el primer tanto del encuentro.
Parecía que sería un paseo para los galos, y el tanto de penalti convertido por el propio Balotelli a la media hora de partido así parecía confirmarlo. Nada más lejos de la realidad.
Al final del primer tiempo el sueño comenzó a tornarse en pesadilla. Un penalti en el 45 fue transformado por Manuel Fernandes, lo que hizo que el resultado ya no fuera tan bueno como antes.
El colmo estaba por llegar. En el minuto 67, un grotesco agarrón de Coly, el último hombre, le costó la tarjeta roja, y el Niza se hundió. Manuel Fernandes hizo el segundo dos minutos después, y culminó la remontada en el 77'.
El Niza pasó en apenas veinte minutos de ganar 2-0 y dominar el partido, a perderlo y llevarse a Moscú un resultado virtualmente imposible de remontar, pues ha de ganar por dos goles, o de uno, marcando más de tres. Una gesta, dicho de otro modo.