Ganar, vencer, sonreír. Tres conjugaciones diferentes para un mismo destino: el hábito de sacar los tres puntos. El equipo malagueño ha puesto la directa en su grupo para ir consolidando cada vez más su candidatura a ascender a la categoría de bronce. Que no pare la fiesta.
Como suele ocurrir en los partidos de esta temporada, hubo que esperar a la segunda mitad para cantar los goles de la victoria. Eso sí, en esta ocasión no hubo que apurar tanto. Todo gracias a la catapulta de Durán, que en apenas diez minutos puso dos balones que llevaron la locura a las gradas.
El primero de ellos lo aprovechó Cazorla. Le había costado bastante al equipo de Funes llegar hasta la meta lojeña. Apenas un susto de Pepe Capitán se pudo llevar a la boca el público del San Ignacio, pese al dominio local.
La ruptura en el marcador pasada la hora de juego terminó de asentar al líder, que ya no tenía que temer por las contras visitantes.
De hecho, poco hubo que esperar para que el 2-0 sentenciara los puntos. La segunda de las asistencias de Durán tuvo un protagonista inesperado. Lulu, el lateral derecho, apareció para poner el 2-0.
De ahí al final no hubo que temer. No en vano, casi llega el tercer tanto merced a una jugada entre Medina, recién ingresado al campo, y Cazorla que no acertaron a resolver.
Pero no hacía falta. El Palo volvió a dar otro puñetazo en la mesa para recordar a sus 21 rivales que ni es flor de un día ni vive en una nube de buena racha. Su temporada, camino del ecuador del curso, es para enmarcar.