El AEK de Manolo Jiménez no olvidará fácilmente la final que se disputó ayer en el estadio del Niki Volos. El cuadro de Atenas, quince veces campeón de Copa, se vio perjudicado por un error del equipo arbitral. A diez minutos del final y con empate a uno en el marcador, Leovac pondría un centro que fue rematado por Pedro Henrique haciendo imposible los intentos del guardameta Anestis.
El encuentro empezó mal para el conjunto ateniense. Djalma Campos elaboró una magnífica jugada por la banda derecha para poner el pase de la muerte que llegó hasta Biseswar. El holandés de 29 años no perdonó y, con la ayuda de un rechace de un defensor, puso el primero en el electrónico. Sin embargo, tres minutos después se produjo el empate. El arquero del PAOK Panagiotis Glykos cometería un error tremendo al no poder blocar un disparo poco potente y sin colocación de Christodoulopoulos. Al internacional griego se le escapó un cuero que era relativamente fácil de atajar.
En la segunda mitad, el AEK disfrutó de varias ocasiones, aunque sin demasiado peligro. A los 81 minutos de juego y con los dos equipos pensando ya en la prórroga, Pedro Henrique rompió la igualada. El croata Leovac colgó un balón al área mientras salía la defensa del equipo de Manolo Jímenez, que lo hizo bien, ya que dejó en posición antirreglamentaría al atacante brasileño. El colegiado no señaló el fuera de juego y el conjunto de Salónica conseguió marcar el 2-1. Con ese gol, el PAOK acumula cinco títulos de Copa.
El técnico andaluz habló para las cámaras señalando los errores del árbitro y animando a sus pupilos por el esfuerzo realizado. Incluso este domingo, la página web del AEK publicó un comunicado quejándose de la actuación arbitral. "En Volos vivimos un robo sin precedentes que pasará a las páginas negras del fútbol griego", decía.