El Parma llega a los 20 puntos y se sitúa a uno solo de puestos europeos. Los de Roberto D'Aversa están de dulce y lo demostraron ante un Sassuolo que le puso contra las cuerdas en los minutos finales.
Solo seis minutos necesitó Gervinho para poner su sello en el encuentro. Un balón largo llegó a los pies de Siligardi que, tras una conexión con Reggio, encontró al marfileño que, de primeras, batió a Consigli.
El fulgurante comienzo de los locales se llevó otro premio más. Bruno Alves, un viejo rockero que nunca muere, colocó el 2-0 en el luminoso en el minuto 25.
Un despeje de Magnani se convirtió en una asistencia magistral para el portugués. El mediocampista del Sassuolo golpeó el travesaño de su portería y el rechace le cayó al central.
Aunque la sonrisa en el rostro de D'Aversa se acortó poco tiempo después. Babacar, ex delantero de la Fiorentina, recortó distancias desde el punto de penalti. Pero el 2-1 no se movió.
Ante la atenta mirada de Antonio Conte, íntimo amigo del técnico local, el Parma aguantó la segunda parte como pudo y tumbó al Sassuolo. Un empate del Atalanta le serviría para ponerse sexto.