La final copera de España se quedó a leguas de sus 'hermanas' europeas. Así, en Inglaterra (90.000), Alemania (75.000) o Francia (81.000), la imagen de los estadios dista mucho de la paupérrima sensación que dejó el graderío semivacío del templo rojiblanco.
En la orilla del Manzanares no están acostumbrados a tan desolada vista de las gradas. Y es que los 19 partidos ligueros que se han jugado sobre el ya antiguo tapete 'colchonero', así como los de Champions e incluso la Copa, han renuido más espectadores que la final del pasado sábado.
Y la 'culpa' se la pueden repartir entre el Barça, que dejó sin vender casi 6.000 localidades y, especialmente, la RFEF (sólo un 5 % de los billetes reservados para patrocionadores, socios y diferentes compromisos fueron utilizados).
Sin embargo, el Alavés contribuyó de una manera muy diferente, ya que los vitorianos lograron colocar las 19.301 entradas de las que disponía.
"El fracaso en el aforo no se puede achacar a un sólo factor, sino a un cúmulo de errores que hace tiempo que suceden en la Federación. Entre estas causas están el pobre departamento de venta de entradas, con sólo dos empleados, la errónea política de comercialización, la tardanza en sacar el papel a la calle y la casi nula experiencia en la venta por internet", admitió una fuente cercana a la RFEF a 'AS'.
Por último, los precios tampoco pusieron de su parte, ya que la localidad más barata se situaba en 60 euros, mientras que la más cara aumentaba hasta los 240.