No será como una Champions, pero Neymar ya tiene delante de sus narices la opción de ser el rey de la Copa de Francia. Su equipo, el PSG, le regaló una final que le tiene en ascuas en el mismo día en que el brasileño regresó a los entrenamientos. El Nantes se dejó la piel, pero este PSG está varios escalones por encima dentro de su territorio.
Pudo rotar incluso Tuchel, que dio la titularidad a Diaby, Choupo-Moting o Kurzawa, que intercaló la posición de lateral y extremo con Bernat. En el Nantes, Lucas Lima dejó detalles y Lucas Evangelista se convirtió en el más activo del ataque. Insuficiente a todas luces, el PSG ni necesitó meter marchas de más para la victoria.
Después de media hora de poca actividad ofensiva del PSG, apareció Verratti. El italiano, a buen nivel en los últimos encuentros, armó un buen golpeo en el minuto 29 desde fuera del área. Con la derecha y ajustado al palo, el centrocampista puso distancia en el marcador. Lo más díficil, abrir la lata, ya estaba hecho.
Nada más arrancar la segunda parte, Coulibaly recibió una amarilla que terminó siendo clave. Antes, en el 65', el VAR decretó penalti por mano en el área del Nantes. Chutó Mbappé, paró Tatarusanu. Raro en el francés, pero leyó bien el rumano su lanzamiento. Para colmo, pocos minutos después, Coulibaly recibió la segunda amarilla y posterior expulsión.
En ese momento, el PSG ya sabía que tenía en su mano el pase a la final. Lo abrochó con un gol de penalti de Mbappé, que esta vez sí acertó pese a que Tatarusanu volvió a adivinar su intención. Ya en el añadido, Alves tuvo su momento de gloria con una vaselina maravillosa que coronó el partido y la clasificación parisina. Neymar ya tiene su final.