Tres minutos tardó el PSG en poner en serios aprietos a la defensa rival. Benítez tuvo que sacarse de la chistera una triple parada espectacular para evitar las intentonas de la escuadra visitante. De no ser por él, habrían mandado desde el mismo principio del duelo.
El Niza no le perdió la cara al choque y fue a por todas. Puso a prueba a Keylor Navas en varias ocasiones, aunque con cierta imprecisión, y llegó muchas veces al área contraria. Pero de poco servía, porque, cuando los de la capital se asociaban, estaban inmensos.
Brilló sobre todos Di María, que marcó los dos goles de la mitad inaugural. El primero, gracias a una contra en la que Icardi se la puso en profundidad con un toque soberbio. El segundo, con una vaselina espectacular casi sin ángulo usando el empeine de la bota.
La segunda parte fue una película totalmente distinta. Los de Patrick Vieira estuvieron superiores y llegaron a marcar al fin por mediación de Ganago. Sí que les costaba más generar ocasiones de peligro, pero cada vez estuvo más cerca del empate. Todo se volvió un desastre en el minuto 74.
Antes, Icardi puso a temblar el Allianz Riviera con un testarazo al larguero, pero el duelo cambió al darle Hérelle un manotazo a Paredes sin el balón en juego. Le expulsaron por roja directa debido a la agresión y también echaron a Cyprien por protestar: doble amarilla.
Desde entonces, los parisinos pudieron encontrar más espacios. El técnico olió la sangre y sacó a Mbappé para que le diera el toque dulce al partido materializando en su regreso a los terrenos de juego. Aprovechó un rechace que generó, cómo no, Di María, y firmó la sentencia.
Pero hubo tiempo para más, para que Icardi también se llevara su parte del pastel. El francés habilitó en esta ocasión a su compañero con un 'pase de la muerte' para que, a puerta vacía, edulcorara un severo correctivo a un Niza que no mereció tanto castigo.